TREGUA

Dicen que el cuerpo es sabio... el mío empezó cuidándome y tratándome con cariño y terminó gritando y mandándome a la fregada, tanto es su enojo conmigo que de  hecho ahora ni me habla. No me sonríe, no me alegra el día, no me da fuerzas. Básicamente, no me hace ni caso. Lo miro y me mareo, lo toco y me duele, lo pongo a prueba y me reta, y me hace sentir mal, muy mal y es mi culpa lo sé perfectamente porque siempre termino  apagando sus alarmas, hago caso omiso  de sus consejos, esquivo sus señales y miro hacia adelante sin darme cuenta de que no hago más que dar pasos atrás.

Pero es verdad, de repente siento un click en mi cabeza con un letrero en mayúsculas y me paro a leerlo. Me siento, y respiro. Y no me acuerdo de la última vez que tuve un gran día, ni de mi última carcajada, ni de mi eterna cara de niña feliz... cuando duermo tengo frío porque mi cuerpo es así, me castiga y me quita el edredón (o me la quitará mi marido??? y me priva de sueños bonitos a cambio de pesadillas con los que generalmente despierto de un sobresalto y el calor me lo da cuando estoy a punto de levantarme, atrapándome entre las sábanas y seduciéndome hasta quedarme otra vez zzzzzzzz
Así que ya  como veo difícil curarme de la cabeza (no porque sea una tarada de por vida sino porque está claro que tengo que cambiar de psicóloga, no es cierto Gisela), he decidido que cuando termine todo este ajetreo que me trae como tocotín,  haré las paces con este cuerpecito que me pide una tregua a gritos.
Gracias por avisarme. No seas malito dame chance quince días más te lo pagaré con creces.

Buenas noches,y regálame un sueño bonito, anda.