Erase una vez una mujer que pensó tener todo descifrado y seguro, un futuro impresionante con un hombre que tenia todo. Había planeado una vida de sacrificio laboral para escalar montañas de profesión y morir vieja pero amarrada a ese lugar por el que habría luchado, literalmente, con todo el tiempo de su vida. Habìa idealizado la vida que tanto deseaba r con la familia que anhelaba tener...


Un día ella despertó y se creyó en una pesadilla... nada era como parecía! El hombre se había ido, resulta que concebían las verdades de manera distinta y sin reconciliación, se alejaron. La mujer era infeliz en el trabajo y y todo aquello que habìa idealizado se esfumò, sueños, proyectos, se quedó sin nada...


Vacía, empezó a tomar pedacitos de lo que ella era, desde antes y después... colocó cada pieza en lugares estrategicos para convertirse en algo... sólo en alguien distinto. Poco a poco logró recuperar el brillo en los ojos y empezó a forjar su presente. Ella entendió que el mundo simplemente era lo que era y no lo que tenía que ser. Todo fue más fácil desde ese momento.


No planeó más su vida, ni su trabajo, ni sus romances y aprendió a soltar a la gente a su alrededor.


A partir de esa derrota ella despertó. La "pesadilla" se convirtió en la respuesta que siempre buscaba y desde entonces disfruta el hoy. 

Le hacía falta perderlo todo para encontrarse...

Ahora es ella y no idealiza ni espera, sólo vive...

¿Qué hacer cuando se rompen los sueños?

 
Cuando el destino decide ponerte cara a cara con la realidad. No te queda otra que enfrentarte a ti misma y darte cuenta que muchos sueños no dependen solo de uno. Que quien necesitas para que los cumpla contigo no esta dispuesto a hacerlo…
 
¿Podré yo recuperarme de esto?
 
¿Debo cambiar de sueños?, o simplemente guardarlos en el baúl donde guardo las cosas queridas, las que se cumplieron, las que no y las que duelen. Porque... ¿en que otro lugar podría guardar todo esto??? En mi corazón ya no hay espacio para tanto! Y si lo lleno de sueños rotos no quedará espacio para vivir, y para de alguna manera, disimular… que todo está bien, que esta separación que  no decidí no dolió. Que seguiré viviendo así, hasta donde pueda, hasta donde tenga la capacidad de dejarlo todo y seguir mi camino como hasta ahora... sola,  que aquella promesa de un fututo compartido que hoy veo que nunca existió no podrá detenerme… tengo que seguir adelante, y claro, hacer de cuenta que todo esta bien… sonreír, respirar, dormir, levantarme, trabajar, alimentarme… en fin…. Todo está bien… todo estará bien ¿no? Y es que las promesas, cuando son mentira, duelen más que cuando se desvanecen solas.
 
 


Y comienza el dolor o la alegría, siempre hay desenlaces, a veces los que soñamos a veces los que eran pesadillas.

Y sigo soñando que el desenlace que me espera es el de mis pesadillas...

 Debo pensar lo que deseo para que se cumpla, pero cuando no depende de mi...que miedo pensar y pensar, soñar y soñar y ver frente a tu rostro que el cristal de tu sueño se rompe en pedacitos, dejando marcas imborrables en tu rostro, sangrando por dentro llorando por fuera, limpiando la ruptura de ese sueño y quedando la cicatriz en donde quiera que se quede...

 Cristales rotos por doquier y la fragilidad a flor de piel: sólo dolor..

Tengo miedo que mis pesadillas se vuelvan realidad...decir adiós duele...